11 sept 2008

Chips subcutáneos: Nuestra información bajo la piel


" Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente;
y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre" APOCALIPSIS 13:16-17

Los chips, hasta ahora confinados en las máquinas, comienzan a adaptarse al cuerpo humano. Entre la ciencia de ficción y la de realidad, la idea es crear redes de sensores inalámbricos que permitan un control del estado de salud de las personas y sirvan para prevenir problemas y enfermedades. Con esta ayuda tecnológica, el hombre podría anticiparse a muchas patologías como los ataques al corazón. La pregunta del millón es: ¿estará toda esta tecnología al alcance de la mayoría? Al respecto, Patrick Gelsinger, vicepresidente y máximo responsable tecnológico de Intel, la compañía que produce los chips de cuatro de cada cinco computadoras del mundo, respondió afirmativamente: “La informática se ha hecho tremendamente popular. Las sociedades modernas gastan billones cada año en atención médica. La aplicación de nuevos sistemas tecnológicos que eviten enfermedades, muertes y hospitalizaciones, supondrá una reducción de estos gastos”. Veremos si se cumple.

Un chip del tamaño de un grano de arroz, que contiene un número de 16 dígitos y que se implanta debajo de la piel (la mano por ejemplo) será suficiente para que cualquier doctor pueda acceder al historial médico de un individuo. VeriChip es un dispositivo comercializado por la compañía Applied Digital Solutions, de Florida, Estados Unidos. El sistema consiste en un microchip de identificación por radiofrecuencia que, mediante un procedimiento simple de unos veinte minutos con anestesia local, se implanta con una jeringa debajo de la piel del brazo o de la mano. Además de poder salvar vidas y limitar las lesiones producidas por errores en los tratamientos médicos, el chip también se utilizará para la identificación de marcapasos, válvulas coronarias o articulaciones artificiales. En diciembre de 2004, poco después de que el chip fuera aprobado por la Food and Drug Administration, John Halamka, especialista del departamento de urgencias del Centro Médico Beth Israel Deaconess, se implantó uno en su brazo a modo de test y divulgó su positiva experiencia.

MEXICO
Una empresa mexicana anunció que ofrecerá a sus clientes protegerse de los secuestros utilizando un microchip. En Chile ya se emplea en animales.
Sonaba a ciencia ficción llevar toda nuestra información en un chip bajo la piel. Pero el futuro está más cerca de lo que pensábamos.
Los hospitales de Estados Unidos, de a poco, están empezando a aplicar la tecnología de los microchips en enfermos crónicos, como es el caso de los pacientes diabéticos.
La idea, es tener acceso en línea a la ficha médica, conocer el nivel de glucosa en la sangre, e incluso la presión arterial apenas pasando un lector.

El caso mexicano
Para el gobierno local los secuestros se han salido de control, donde el mejor aliado pareciera ser la tecnología.
De hecho, una empresa norteamericana, fabricante de microchip, hizo el anuncio: en un futuro cercano los chips subcutáneos contarán con GPS, una nueva forma de ubicar a las víctimas en el mapa. No obstante, la solución propuesta ha desatado la polémica en la comunidad científica mundial.
Hoy los microchip subcutáneos son del porte de un grano de arroz y vienen recubiertos de un vidrio biocompatible, e introducidos bajo nuestra piel usando una aguja. No tienen contraindicaciones y tienen una vida útil de 50 años.

"Hay que imaginarse que el chip subcutáneo es como la tarjeta Bip!, pequeña pero injertada dentro de la piel (...) básicamente lo que tú tienes es una tarjeta que está pasiva y requiere acercarse a un campo de energía para activarse y enviar información", comenta Patricio Inostroza, quien es miembro del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Chile.