Imaginemos el cuadro.
No estaban viviendo allí, sino en Nazaret de Galilea, pero tuvieron que trasladarse a Judea, a la ciudad de Belén por un trámite de empadronamiento.
Esa era la ciudad de José, descendiente del rey David.
El viaje es largo, demasiado largo y difícil para una mujer embarazada.
De pronto sucede. Maria comienza a tener contracciones. José la recuesta sobre lo único mullido que encuentra: un montón de paja. Mientras tanto, se apresura por conseguir un lugar apropiado para que ella de a luz.
El tiempo pasa y las contracciones son cada vez más intensas. La ciudad de Belén estaba repleta de gente que al igual que ellos, llegaron de otras ciudades para cumplir con un trámite legal.
José golpea puerta por puerta pidiendo y clamando por un sitio limpio y cómodo para su esposa. Pero en medio de tanto barullo, de tanta distracción y convulsión de gente, nadie les prestó atención.
María mientras tanto, esperaba sola y con dolores de parto recostada sobre ese colchón de paja y rodeada de animales en un establo.
José regresó sin buenas noticias y los dolores de María llegaron al clímax ….” Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.“ (Lucas 2:6-7)
En las próximas navidades la pregunta es ¿Hay lugar en tu mesón? ¿Le abrirás a Jesús la puerta de tu corazón para dejarlo nacer en él? Ha estado golpeando y esperando durante todo este tiempo esperando tu respuesta. ¿Tendrá lugar en tu casa y en tu mesa ? El no solo quiere ser visita. Él puede quedarse a vivir contigo para siempre si se lo pides.
Echemos un vistazo general a la situación que nos rodea y veras que no es tan distinta: Todos están ocupados y preocupados, la gente va y viene en medio del barullo. Sobrevive como puede. Son tantas las cosas en las mentes que como anestesiadas transitan día a día, que en lo último que se piensa es justamente en lo primero que deberían pensar: en Dios.
En la televisión, en las radios y periódicos podemos ver y oír anuncios publicitando las fiestas con lo típico: luces, arbolitos, pan dulce, regalitos, algún que otro villancico por las calles, pero… ¿que hay del homenajeado? ¿Qué sentido tiene organizar y conmemorar una fiesta en la cual no se ha pensado en el principal protagonista?!!
¿No es curioso que siempre aparezcan otras figuras como “papas noeles o santas clauses” como si fueran ellos los protagonistas de la celebración? En términos generales se ha desplazado a Jesucristo del centro de atención. Solo mira a tu alrededor y dime cuántas veces oíste hablar de Jesús en este solo día. Estamos llenos de símbolos que nada tienen que ver con Él.
Aún en aquellos hogares que tradicionalmente arman un pesebre en su casa cada año luego de unos días lo guardan hasta la próxima vez ¿Sabes porqué? Porque solo son adornos. Son estatuitas. Simpáticas, sí, pero estatuitas al fin. No oyen, no ven, no tienen vida. Jesús ya no está en un pesebre y lo más importante ¡Tampoco está en una cruz! Él vive. Jesús nació y murió pero lo que pocos todavía creen es que resucitó…. ¿Te puedes dar cuenta? ¡¡¡Jesús está vivo!!!
Y hoy, una vez más quiere darte la oportunidad de que le conozcas en verdad. Con Él sí puedes hablar porque te responderá. Puedes estar seguro de ello.
Amigo, en estas fiestas ¿Qué es lo mas importante para tí ? ¿La comida, los regalitos, la familia, la tradición, la religión… o SU PERSONA? ¿Hay lugar en tu casa, en tu mesa, en tu vida y en tu corazón para que nazca el Salvador? ¿Ha nacido ya Jesús en tu corazón?
Si aún no lo haz invitado pero te das cuenta de lo mucho que en verdad lo deseas, entonces solo pídeselo. Que lo primero que hagas estando a solas, y aún en familia y con amigos reunidos, sea una oración a Dios diciéndole “Ven, por favor entra. En mi corazón y en mi casa hay lugar”. Entonces el Rey de reyes tomará asiento en la cabecera de tu mesa y experimentarás lo que significa JESÚS EMANUEL (Salvador - Dios con nosotros).
Que al brindar puedas tener la certeza de que estás celebrando la presencia de Cristo el Mesías en tu hogar porque una navidad sin Cristo es como un barco sin mar….¿Para que sirve?
Seas muy bendecido porque…
“El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz;
los que moraban en tierra de sombra de muerte,
luz resplandeció sobre ellos…
Porque un niño nos es nacido,
hijo nos es dado,
y el principado sobre su hombro;
y se llamará su nombre Admirable, Consejero,
Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9)