El amigo de verdad es aquel que nos quiere y acompaña, está en las buenas y en las malas sin importar el día u horario, sin pedir algo a cambio. Es aquel que siente lo que tú sientes, le duele lo que a ti te duele, se alegra por lo que a ti te alegra. Pero...donde encuentro un amigo asi?
En la vida nos encontramos con miles de personas que marcan nuestro día a día pero hay ciertos seres que cambian por completo nuestro andar y por lo general, a esos consideramos y llamamos amigos. Aparecen y luego sin darnos cuenta comienzan a ser influyentes en nuestro existir y es ahí cuando comenzamos a abrirnos, a mostrar lo que realmente somos, lo que sentimos, lo que nos sucede. Que sorprendente porque uno por naturaleza quiere siempre mostrar lo mejor, lo más reluciente pero lo maravilloso de tener un amigo es que te acepta tal cual eres. Aunque hay un amigo que marca la diferencia, que hizo algo que los demás jamás harán por ti, que te ama de forma santa, infinita y perfecta...este amigo se llama Jesús. Si, Jesús; porque siendo Dios se hizo hombre; tuvo padre, madre y se sometió a ellos; maduró; predicó; hizo milagros; instruyó a un grupo de personas para que sigan su ejemplo y por sobre todas las cosas sirvió a Dios sin importar su situación o voluntad.
Pero lo que quiero recalcar aquí es su entrega por ti sin pedir algo a cambio. Fue quien cambio su trono, su comodidad para interceder por ti y por mi ante el Padre; padeció miles de humillaciones y nunca se quejó porque sabia por quien lo hacia; amó sin cesar aún a quienes le rechazaban…
¿Entiendes lo que te digo?
Te amó antes de que tuvieras conocimiento de esto. Él es aquel que siempre esta para acompañarte en las diferentes situaciones que vives día a día sean buenas o no tanto; aconsejarte en cada decisión que debas tomar, dándote siempre el consejo sabio y justo; consolarte en esos momentos de insondable tristeza, esos en que nadie puede darte consuelo o calmar tus sollozos...
¡Ese es Jesús! ¡Nuestro Mejor Amigo!