12 may 2011

Mentiras que parecen verdad

"Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula y en el centro de la misma, una escalera con muchas bananas. Cuando uno de los monos subía por la escalera para tomar una de las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre este, hasta hacerle desistir de su intento. Luego de algún tiempo de repetir esta operación, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros a la fuerza se lo impedían. Pasó un tiempo y ya ninguno la subía, a pesar de la tentación que significaban las bananas. Fue entonces cuando los científicos sustituyeron a uno de los monos. La primera cosa que hizo el nuevo simio fue subir por la escalera, pero rápidamente los otros monos se lo impidieron por la fuerza. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió por la escalera. Un segundo mono fue sustituido y ocurrió lo mismo. El primero de los sustitutos, incluso participó con entusiasmo de la paliza que le dieron al novato para impedirle que subiera por la escalera. Un tercero fue sustituido, y se repitió el hecho. Finalmente, el último de los monos veteranos fue sustituido, de manera que quedaron en la jaula cinco monos que nunca habían recibido un chorro de agua fría para que desistieran de su intento de alcanzar las bananas que estaban al final de las escaleras, pero de todas maneras, continuaban golpeando a cualquiera que intentaba llegar a las bananas» (Sexo Sentido).

Lo interesante es que los seres humanos en mayor o menor medida, terminamos actuando como lo hicieron estos monos en el experimento. No hablamos de sexo porque se nos ha enseñado que recorrer la escalera de la sexualidad es peligroso y rápidamente podemos caer en obscenidades que serían mejor evitarlas.
También sucede que muchos han intentado recorrer la sexualidad y se han encontrado con algunas dificultades, y en lugar de seguir intentándolo, de seguir buscando la forma de encontrar la plenitud sexual, se han pasado el resto de sus vidas enseñando a cuanta persona pueden que el sexo es peligroso y puede lastimar.
Al igual que los monos, muchas parejas no saben exactamente cuál es el peligro al que se pueden exponer si lo practican, pero se limitan a no subir esa escalera. Y esa idea se la trasmiten a sus hijos, y estos a su vez a sus propios hijos:

Madre a su hija: “Y sí, te va a doler, el sexo siempre duele”

Estas falsas verdades son las que las personas sostienen conciente o inconscientemente y son conceptos como estos los que terminan por arruinar tu sexualidad. Es tiempo de disfrutar de tu sexualidad con libertad.

Tomado de: Blog del Omar Hein