14 mar 2014



BAUTISMO de los hermanos de JESUS ES REY. Corrientes.

Después de su muerte y resurrección, momentos antes de partir de este mundo, el Señor Jesucristo dio a sus discípulos instrucciones sobre el bautismo. “Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:18-20). Las instrucciones del Señor son mandamientos y no sugerencias, y llevan consigo la autoridad de Él mismo.
El Señor Jesús comienza diciéndoles que deben hacer discípulos, es decir, “que se predicase en su nombre (el nombre de Cristo) el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones.” (Lucas 24:47). Primero tiene que venir la conversión. Con el nuevo nacimiento empieza una nueva vida. La Palabra de Dios contiene muchas instrucciones sobre cómo vivir esta nueva vida. Una de ellas es el bautismo.
Cuando un niño sea suficientemente maduro para creer y entregarse al Señor de todo corazón, puede ser bautizado.
En el Nuevo Testamento encontramos casos donde una familia completa se entregaba al Señor y en todos los casos: primero escucharon el mensaje, luego se arrepintieron y creyeron en Cristo. Recibieron el Espíritu Santo y fueron bautizados.
Ahora notamos que María y José presentaron al niño Jesús en el templo conforme a la ley de Moisés (Lucas 2:22). Muchos años después leemos de aquellos que trajeron sus niños al Señor Jesucristo para que Él pusiera sus manos encima y orase por ellos (Mateo 19:13).
Como iglesia local podemos pedir la bendición de Dios sobre el bebé, y sabiduría para los padres, con el fin de que puedan instruir al niño en los caminos del Señor. Cuando el niño crezca, él mismo podrá tomar una decisión responsable y voluntaria, sobre su bautismo.
Por ejemplo Marcos 16:15, 16: “Y les dijo [Jesús]: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere será condenado.” Nótese que el que no cree es condenado. Al creer somos salvos (Hechos 16:30, 31). El nuevo creyente buscará ser bautizado tan pronto como sea posible después de creer.
Tal vez tú has esperado ya por largo tiempo después de convertirte, sin bautizarte. Es quizás el momento de revisar delante del Señor ¿qué te ha impedido dar este paso de obediencia? Arréglalo con ayuda de Él, y bautízate. El bautismo es Su voluntad para ti.

Así, una vez más cumplimos con el mandato del Señor, para todo aquel que creyere y fuere bautizado será salvo.
El domingo 9 de marzo los hermanos Miguel, Diana, Verónica, Lucy, Ana y Abigail pasaron por las aguas del bautismo.
Cumplen de esta manera una etapa más en sus vidas, queda sepultada una vida sin el Señor para comenzar una nueva vida, caminando con Jesucristo a su lado.
Felicitaciones para todos ellos y oramos para que nuestro Señor Jesús siga fortaleciendo sus vidas, prosperando sus caminos y preparándolos para la obra que Él tiene asignado a cada uno de ellos.  

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