28 abr 2014



Misionera a India - Gloria Elisabeth

Salmo 2:8. “Pídeme y te daré por herencia las naciones y como posiciones tuyas los confines de la tierra”.
El sabado 26 de abril se realizo un desayuno misionero, donde se compartio experiencias de varios misioneros en el campo, una de ellas fue el relato de Gloria.


Nos conto que desde temprana edad, Dios empezó a impactar su vida con palabras que marcaron su interior e hicieron crecer en ella no solo el interés por las naciones sino también la disposición para ir.
Ayudo a sus padres desde la niñez en la hora feliz que ellos lideraban en una villa a las afueras de la ciudad y desde ahí empezó su preparación para los próximos desafíos que Dios tendría para su vida.
Comentaba que realizo viajes de apoyos ministerial al interior del Chaco (1997-2002), viajes de prácticas misioneras de corto plazo en Salta Capital e Iruya (2004-2005), viajes a San Antonio de los Cobres y Humahuaca (2005-2006), viajes de largo plazo a Paraguay, San Lorenzo y Capiata (2008-2009), viaje a España Cataluña (2011-2013) y su último  viaje de corto plazo a India, Nueva Dheli, Siliguri y Calcuta (2013 por cinco meses).
Luego explico sobre el Hinduismo, el cual comenzó en el año 3000 y 2000 A.C. cuando la gente “aria” invadió   la India y mezclo sus creencias religiosas con las de la gente que vivía en el valle del rio Indus. Las “Vedas” o las escrituras hindúes sagradas fueron escritas entre 1500 y 500 años antes de Cristo.
El hinduismo cree en una deidad superior conocido como “Brahman” . Todas las cosas vivas son brahmán en su base. Por lo tanto toda la vida es deidad.
Poco antes del nacimiento de Cristo, una escritura hindu nueva conocido como el Bhagavad Gita hablo de la dedicación personal de la deidad. De esta escritura la idea de veneración a los dioses como medio de lograr la salvación empezó. El hinduismo se partió en dos corrientes: uno que se centro en todas las cosas como el divino y otro que se centro en la dedicación a los dioses.
En la creencia hindu, los dioses principales son Brahma el creador, Vishnu el sustentador y Shiva el destructor. Toda la vida, no obstante es parte de cosas divinas y de todas las vivas debe ser preservada. Esta creencia semi-animista explica porque la mayoría de los hindúes son vegetarianos.
Hay 4 castas básicas: los brahmins (sacerdotes), los kshatriyas (guerreros y gobernadores), los vaisías (comerciantes y granjeros) y los sudras (trabajadores). Los que no caben en las 4 castas son las castas excluidas. La salvación esta solamente disponible para los nacidos dos veces quienes residen en las tres castas superiores.
El hinduismo tiene tres maneras a la salvación del ciclo de la reencarnación: Primero es el camino de las obras (yoga “Karma”). Esto consiste en el satisfacer de su deber a la familia y a la sociedad. En segundo lugar es el camino del conocimiento (yoga “jnana”). Esto es logrado por la meditación para sustituir la ignorancia por el conocimiento  que somos parte del brahmán. Tercero es el camino de la dedicación (yoga “bhatkti”). Esta manera a la salvación es lograda por la dedicación a uno de los 33 millones de dioses hindúes con la adoración, ritual del templo y peregrinajes.
Así Gloria acerco los motivos de oración para India y agradeció por ser parte de la gran comisión orando por los misioneros y por las naciones.

21 abr 2014

TRES PRUEBAS DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO
(Predica 20-04-2014)
“Pues el rey sabe también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón” (Hechos 26:26).
Y Pablo se paró con sus manos encadenadas, ante el Rey Agripa. El mismo Agripa era Judío. Por lo tanto Pablo defendía lo que predicaba basado en las profecías del Antiguo Testamento sobre la resurrección de Cristo. Pablo también se defendía a sí mismo diciendo que el Rey Agripa ya sabía sobre la crucifixión y la resurrección de Cristo. La crucifixión y la resurrección habían tomado lugar casi treinta años antes. Todos los Judíos sabían de ello, incluyendo al Rey Agripa. Así que Pablo dijo:
“Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón” (Hechos 26:26).
“No se ha hecho esto en algún rincón”. Esa era una expresión Griega común del día.
El ministerio de Jesús era ampliamente conocido en Palestina, y Agripa debía haber oído de él. La muerte y la resurrección de Jesús tenían muchos testigos, y el evangelio Cristiano ahora ya se había proclamado por tres décadas. Ciertamente el rey sabia de estas cosas.
Mucha gente hoy piensa que la resurrección de Cristo era un evento opaco conocido solamente por unos pocos pescadores ignorantes. ¡Pero nada podría estar más lejos de lo cierto! Todo Judío en Israel sabía de la resurrección de Cristo, ¡y se había hablado de ella por todo el mundo Romano por casi treinta años! ¡La resurrección de Cristo no se había guardado en secreto!
“Pues no se ha hecho esto en algún rincón” (Hechos 26:26).
Todo lo que se había dicho acerca de Jesús fue en la mera capital de la nación, y el Sanedrín y Pilato [el Gobernador Romano] estuvieron involucrados, y Jesús era una figura nacional, cuya fama llenaba las tierras alrededor. No “en algún rincón”…no un asunto pequeño opaco del cual nadie sabe nada, sino una cosa que es tan grande y vital, tan pública y de tan largo alcance, que [el Rey] Agripa ha sido obligado a darle su completa atención real.
Los enemigos de Cristo tuvieron tres décadas para probar que Él no se había alzado de entre los muertos. Y aun así habían fallado. No importa cuán fuertemente trataron, los enemigos habían fracasado en probar que Jesús permanecía muerto después de haber sido crucificado. Para el tiempo en que Pablo le hablaba al Rey Agripa, miles de Judíos, y decenas de millares de Gentiles, proclamaban “Cristo ha resucitado de los muertos”.
Con razón los enemigos de Cristo habían tratado tanto probar falsa Su resurrección! Y todos fracasaron. Se observan tres razones por qué los enemigos de Cristo fracasaron – tres evidencias de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos .
I. Primero, el sepulcro vacío.
La primera prueba de la resurrección de Jesús es el sepulcro vacío. El hecho de que el sepulcro de Jesús estaba vacío tres días después de que El murió es una de las grandes pruebas de Su resurrección. Todos los autores de los cuatro Evangelios están completamente de acuerdo en que la tumba de Cristo estaba vacía tres días después que Él murió. Muchos otros testigos también verificaron el hecho del sepulcro vacío. El ataque más antiguo en contra de la resurrección de Cristo es que alguien robó el cuerpo de Jesús. Los principales sacerdotes
“…dieron mucho dinero a los soldados, diciendo: Decid vosotros: Sus discípulos dormidos…Y ellos, nosotros estando y lo hurtaron, noche, de tomando el dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy” (Mateo 28:12-15).
Pero este argumento no convenció a mucha gente. El sentido común te dirá que los Discípulos no robaron Su cuerpo y pretendieron que Él había resucitado. Tres días antes los Discípulos habían huido para salvar sus propias vidas cuando Cristo fue arrestado y crucificado. Es muy poco probable que estos hombres temerosos habrían tenido el valor suficiente para robar el cuerpo de Jesús – y luego comenzar con valentía a predicar que Él se alzó de los muertos – ¡arriesgando sus vidas! ¡No, eso es un argumento muy poco probable! Los hechos simplemente no coinciden.
Los discípulos estaban escondidos en una habitación con la puerta cerrada, “por miedo de los Judíos” (Juan 20:19). Estaban en estado de choque. Ellos no creían que Él iba a resucitar de nuevo. Ninguno de los seguidores de Cristo tuvo la fe o la valentía para desafiar al poderoso gobierno Romano y robar el cuerpo de Jesús. Eso es un hecho psicológico que no puede pasarse por alto. Los únicos otros sospechosos, que podrían haber robado el cuerpo de Cristo, eran Sus enemigos. El problema con esta teoría es que los enemigos de Cristo no tenían ningún motivo para robar de Su tumba. Los sumos sacerdotes y otros líderes religiosos condenaron a Cristo a la muerte porque Él era amenaza el sistema religioso y el modo de vida de ellos. ¡Lo último que estos hombres querían era que la gente pensara que Cristo estaba vivo otra vez! Es por eso que estos líderes religiosos se esforzaron mucho para eliminar cualquier aspecto de Su resurrección. El Evangelio de Mateo nos dice que fueron al gobernador Romano, Poncio Pilato:
“Diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos de noche, y lo hurten, y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos. Y será el postrer error peor que el primero” (Mateo 27:63-64).
Pilato les dijo que llevaran guardias a la tumba y “aseguradla como sabéis” – pongan guardias en la tumba y asegúrenla lo mejor que puedan (Mateo 27:65). Así que sellaron la tumba y colocaron soldados allí para protegerla (Mateo 27:66). ¡Extrañamente, parece que estos sacerdotes y líderes religiosos tenían más confianza en la resurrección de Cristo que sus propios Discípulos! La verdad es que los líderes religiosos tomaron medidas extremas para que el cuerpo de Cristo no fuera robado. Querían demostrar que la promesa de Cristo de resucitar de los muertos era una mentira. Los líderes religiosos hicieron todo lo posible para eliminar cualquier posibilidad de historias circulando que Cristo resucitó de entre los muertos. Robar el cuerpo hubiera sido lo último que Sus enemigos hubieran hecho. Pero si ellos hubieran robado el cuerpo, sin duda lo hubieran mostrado cuando los Discípulos comenzaron a predicar Su resurrección. Pero los enemigos de Cristo nunca mostraron Su cuerpo. ¿Por qué? ¡Simplemente porque no tenían cuerpo que mostrar! ¡La tumba estaba vacía! ¡Cristo había resucitado de entre los muertos!
¡El sepulcro vacío es la primera evidencia de la resurrección de Cristo de entre los muertos!
II. Segundo, los relatos de los testigos oculares.
Cuando Jesús fue crucificado, Sus Discípulos no tenían esperanzas. Su fe estaba destruida. No tenían ninguna esperanza de ver a Cristo vivo de nuevo. Y entonces vino Jesús:
“Y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros” (Juan 20:19).
Entonces los Discípulos dijeron:
“Se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días” (Hechos 1:3).
El Apóstol Pablo dijo, que el Cristo resucitado:
“apareció a Cefas [Pedro], y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez…Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí” (I Corintios 15:5-8).
Aquí literalmente cientos de testigos oculares estaban de acuerdo en que Jesús resucitó de entre los muertos. No apareció una sola persona diciendo que había visto su cadáver después del tercer día, ni para contradecir ninguna de las pruebas. El testimonio de aquellos testigos – testigos oculares, testigos que habían palpado al Salvador, lo palparon, sintieron las marcas de los clavos en Sus manos y pies, lo vieron comer, tuvieron comunión con él cuarenta días – ese testimonio era evidencia más fuerte que la que cualquier caso .La evidencia es tan abrumadora que sólo aquellos que no quieren creer y no revisan la evidencia la rechazan. No es de extrañar que la Biblia declara que Jesús “se presentó vivo después de su pasión con muchas pruebas indubitables”, Hechos 1:3.
El sepulcro vacío, y los cientos de testigos oculares, son pruebas fuertes de la resurrección de Cristo de entre los muertos. Pero hay más.
III. Tercero, el martirio de los Apóstoles.
Si la resurrección era una mentira, ¿por qué cada uno de los Apóstoles murió por predicarla? Los Apóstoles no sólo continuaron predicando la resurrección de Cristo, ¡sino que hasta murieron en vez de negarla! Al leer la historia de la iglesia nos encontramos con que cada uno de los Apóstoles [con la excepción de Juan – que fue torturado y exiliado] tuvieron muertes horribles porque predicaron que Cristo había resucitado de entre los muertos.
En la historia de la psicología nunca se ha sabido que una persona estuviera dispuesta a dar su vida por lo que él o ella sabía que era una mentira. Yo solía preguntarme por qué Dios permitió que los apóstoles y todos los primeros cristianos pasaran sufrimientos, tremendas increíbles torturas... tenemos la fidelidad, el carácter, el sufrimiento y la muerte de estos testigos, la mayoría de los cuales sellaron su testimonio con su sangre... Paul Little dijo: “Los hombres morirán por lo que creen es verdad... sin embargo, ellos no mueren por lo que saben que es mentira” .

Estos hombres murieron porque dijeron que fueron testigos de la resurrección de Cristo de entre los muertos
Pedro – fue azotado severamente luego crucificado de cabeza.
Andrés – fue crucificado en una cruz en forma de X.
Jacobo, hijo de Zebedeo – fue decapitado.
Juan – fue puesto en un caldero de aceite hirviendo, y desterrado a la isla de Patmos.
Felipe – fue azotado y después crucificado.
Bartolomé – fue despellejado vivo y luego crucificado.
Mateo – fue decapitado. Jacobo, el hermano del Señor – fue arrojado desde el techo del Templo y asesinado a golpes.
Tadeo – asesinado a flechazos.
Marcos – arrastrado hasta que murió.
Pablo – fue decapitado.
Lucas – colgado en un árbol de olivo.
Tomás – atravesado por lanzas, y tirado a las llamas.

Estos hombres pasaron por un terrible sufrimiento, y muertes horribles, porque decían que Cristo resucitó de entre los muertos. ¡Los hombres no mueren por algo que no han visto! ¡Estos hombres vieron a Cristo después que resucitó del sepulcro! Esa es la razón por qué la tortura y la muerte misma no los detuvo de proclamar: “¡Cristo ha resucitado de los muertos!”
¡Estos hombres cambiaron de incrédulos cobardes a mártires sin miedo – porque habían visto a Cristo después que resucitó de la tumba!
Podríamos brindar aún más evidencia de la resurrección de Cristo, pero no te convencerá. Algunas personas que vieron a Cristo después que resucitó de los muertos todavía “dudaron” (Mateo 28:17). Debes venir a Cristo por fe. El Cristo pre-encarnado dijo:
“Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).
“Porque con el corazón se cree para justicia” (Romanos 10:10).