BAUTISMO de los hermanos de JESUS ES REY. Corrientes.
Después de su muerte y
resurrección, momentos antes de partir de este mundo, el Señor Jesucristo dio a
sus discípulos instrucciones sobre el bautismo. “Jesús se acercó y les habló
diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os
he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo.” (Mateo 28:18-20). Las instrucciones del Señor son mandamientos y no
sugerencias, y llevan consigo la autoridad de Él mismo.
El Señor Jesús comienza
diciéndoles que deben hacer discípulos, es decir, “que se predicase en su
nombre (el nombre de Cristo) el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas
las naciones.” (Lucas 24:47). Primero tiene que venir la conversión. Con el
nuevo nacimiento empieza una nueva vida. La Palabra de Dios contiene muchas
instrucciones sobre cómo vivir esta nueva vida. Una de ellas es el bautismo.
Cuando un niño sea
suficientemente maduro para creer y entregarse al Señor de todo corazón, puede
ser bautizado.
En el Nuevo Testamento
encontramos casos donde una familia completa se entregaba al Señor y en todos
los casos: primero escucharon el mensaje, luego se arrepintieron y creyeron en
Cristo. Recibieron el Espíritu Santo y fueron bautizados.
Ahora notamos que María y
José presentaron al niño Jesús en el templo conforme a la ley de Moisés (Lucas
2:22). Muchos años después leemos de aquellos que trajeron sus niños al Señor
Jesucristo para que Él pusiera sus manos encima y orase por ellos (Mateo
19:13).
Como iglesia local podemos
pedir la bendición de Dios sobre el bebé, y sabiduría para los padres, con el
fin de que puedan instruir al niño en los caminos del Señor. Cuando el niño
crezca, él mismo podrá tomar una decisión responsable y voluntaria, sobre su
bautismo.
Por ejemplo Marcos 16:15,
16: “Y les dijo [Jesús]: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda
criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere
será condenado.” Nótese que el que no cree es condenado. Al creer somos salvos
(Hechos 16:30, 31). El nuevo creyente buscará ser bautizado tan pronto como sea
posible después de creer.
Tal vez tú has esperado ya
por largo tiempo después de convertirte, sin bautizarte. Es quizás el momento
de revisar delante del Señor ¿qué te ha impedido dar este paso de obediencia?
Arréglalo con ayuda de Él, y bautízate. El bautismo es Su voluntad para ti.
Así, una vez más cumplimos con el
mandato del Señor, para todo aquel que creyere y fuere bautizado será salvo.
El domingo 9 de marzo los hermanos Miguel,
Diana, Verónica, Lucy, Ana y Abigail pasaron por las aguas del bautismo.
Cumplen de esta manera una etapa más en sus vidas, queda sepultada una vida sin el Señor para comenzar una nueva vida, caminando con Jesucristo a su lado.
Cumplen de esta manera una etapa más en sus vidas, queda sepultada una vida sin el Señor para comenzar una nueva vida, caminando con Jesucristo a su lado.
Felicitaciones
para todos ellos y oramos para que nuestro Señor Jesús siga fortaleciendo sus
vidas, prosperando sus caminos y preparándolos para la obra que Él tiene asignado
a cada uno de ellos.